Obras indisciplinadas: Cuando el arte no pide permiso
8 de julio de 2025
Hay obras que no nacen para encajar. No siguen instrucciones, no respetan géneros, ni se someten al deseo de ser comprendidas. Resisten —o mejor dicho, simplemente no saben obedecer. Justo ahí, en esa fricción, es donde habita mi trabajo con lo que llamo Obras indisciplinadas.
No es una categoría. No es una serie. Es un territorio. Uno que se forma cuando la pintura dialoga con la fotografía, cuando las palabras se deslizan en los objetos, cuando una técnica traiciona su función y se convierte en otra cosa. Aquí, lo analógico se funde con lo digital, lo figurativo con lo abstracto, lo íntimo con lo político. A veces con violencia, a veces con una inquietante naturalidad.
Estas obras no buscan ser “nuevas”. No quieren ser entendidas ni traducidas al lenguaje de catálogo. Simplemente son. Se imponen por necesidad, por urgencia, por impulso. Y muchas veces, incluso para mí, resultan incómodas.
Trabajo con ellas como se conversa con algo que se niega a ser domesticado. No siempre sé hacia dónde van, y no intento forzarlas. Ser indisciplinado no es solo una postura estética: es una forma de estar en el mundo, una negativa a ser reducido.
En esta sección del blog compartiré fragmentos de ese proceso: bocetos, imágenes, textos, intuiciones. No para explicar, sino para dejar rastro. Porque si estas obras no buscan encajar, al menos pueden dejar huella.